Aunque este año el frío se ha resistido, parece que, con la llegada de noviembre, ha entrado de lleno en nuestros hogares. Muchas veces hablamos acerca de cómo prevenir o curar los resfriados en esta época de cambios de temperatura; también recomendamos aquellos alimentos que puedan nutrirnos y reconfortarnos. Sin embargo, muchas veces olvidamos otro cuidado mucho más externo: la protección de la piel.
Con la exposición al frío y la intensa humedad es muy común que aparezcan rojeces y sabañones en las manos u otras partes más sensibles del cuerpo que puedan requerir un extra de protección y que muchas veces pasamos por alto; como las orejas, por ejemplo.
Una manera de proteger y a la vez nutrir la piel de forma natural es a través de la manteca de karité, un producto natural cada vez más habitual en el cuidado corporal y la cosmética que ha sido muy utilizado a lo largo de los siglos en África gracias a sus excelentes propiedades curativas e hidratantes.
Se dice que Cleopatra usaba la leche para sus baños con tal de potenciar su belleza, pero lo que no se sabe es que en Egipto llegaban caravanas repletas de vasijas con manteca de karité para el cuidado de su piel.
¿Qué és la manteca de karité?
La manteca de karité es una grasa que se obtiene de la nuez del árbol de karité, que encontramos sobretodo en zonas del centro de África, prensada y llevada a ebullición. Karité significa «árbol de mantequilla«, así que te puedes imaginar la excelente textura del producto obtenido.
La manteca de karité pura es de color amarillento y tiene un fuerte olor a nuez. A veces se refina con el único fin de rebajar o eliminar el olor. En este caso, el color de la manteca de karité es blanco y no pierde ninguna de sus propiedades.
Al envasar la manteca de karité pura, ésta tiene una textura granulosa pero compacta. Una de las características que facilita mucho su aplicación es que se funde a los 28 grados centígrados, por lo que simplemente pasando los dedos y frotando un poco obtenemos una textura oleosa, como una mantequilla suave, nada pegajosa y muy agradable.
A parte de ser un producto totalmente puro y natural, resulta que la manteca de karité tiene un alto contenido en vitaminas A, D, E y F, lo cual es fundamental para todas las propiedades y usos que te contamos a continuación.
Propiedades y beneficios de la manteca de karité
Además de su capacidad protectora contra el frío, la manteca de karité cruda sin refinar proporciona numerosos beneficios a la piel y el cabello. Es ideal para regenerar y nutrir las pieles secas (cara y cuerpo) y las pieles atópicas y con problemas dérmicos. Es rica en vitamina A, K y E (tocoferoles), que son conservantes naturales y antioxidantes.
Profundicemos en algunas de sus propiedades más significativas:
- Si buscáis un producto antienvejecimiento, el karité proporciona unos resultados excelentes por su composición rica en vitaminas y minerales. Es muy importante no usar grandes cantidades a nivel facial para no dejar sensación de piel grasa. Solo hay que fundir con el calor corporal una dosis similar a la de una avellana y extender por la zona facial mediante masajes ascendentes.
- Si lo que buscáis es hidratación y nutrición de efecto prolongado, os recomendamos especialmente la manteca de karité, ya que tiene una gran capacidad de retención de la humedad. Así también conseguiremos una piel más flexible, elástica y un tacto sedoso gracias a su látex natural. Es especialmente eficaz en manos agrietadas, codos, talones, pieles descamadas…
- Es un potente cicatrizante –por eso también es un buen producto antienvejecimiento–, lo que ayuda a reducir estrías, arrugas e incluso manchas en la piel.
- Por su composición natural, el karité nos proporciona cierta protección solar – equivalente a un factor 8–, aunque ello no implica que podamos utilizarlo como protector solar para ir a la playa o la montaña. Eso sí, funciona de maravilla como remedio para las quemaduras solares e incluso picaduras de insecto. Además, gracias a su poder antiinflamatorio podemos tratar sin miedo y con excelentes resultados eczemas, úlceras, roces, moratones, sabañones… Sus propiedades calmantes y antiinflamatorias también permiten usarlo después del afeitado o para aliviar pieles irritadas. También protege ante el frío y la sequedad del aire.
¿Cómo hay que usar la manteca de karité?
Al tratarse de un producto tan versátil se puede usar como crema facial de día y noche, como crema corporal, como mascarilla capilar o para nutrir las zonas más secas de la piel.
Su textura sólida tipo mantequilla, permite que, al entrar en contacto con el calor corporal, se convierta en aceite. Ofrece una agradable aplicación en cualquier parte del cuerpo y es perfecta para bálsamos. La manteca de karité llegará a convertirse en uno de vuestros básicos para nutrir el cuerpo, una forma de hidratación totalmente natural y apropiada para todo tipo de pieles.
Manteca de karité pura para la cara
- Utilizamos la manteca de karité para el rostro para aliviar rojeces, zonas irritadas o pequeñas cicatrices. Por ejemplo, en labios, contorno de labios, nariz y orejas cuando hemos estado expuestos a frío o al Sol. Para hombres, también es ideal para aliviar la irritación de la piel después del afeitado.
- Aplicamos la manteca de karité pura en las zonas sensibles del rostro por la mañana, antes de salir al exterior. Si es necesario también por la noche, para aliviar, calmar, nutrir y reparar.
- La manteca de karité es totalmente apta para la piel del rostro, incluso en pieles grasas, ya que al ser tan suave, no tapa poros ni produce granos. Al contrario, nos protege de las agresiones externas con una suave capa de grasa transparente, que además nos nutre e hidrata la piel en profundidad.
Manteca de karité pura para el pelo
- Utilizamos la manteca de karité pura como una fantástica mascarilla para el cabello seco, o bien deshidratado por diferentes motivos como el efecto del Sol o el cloro de la piscina. Después de fundir la manteca con las manos, la aplicamos en el pelo de medios a puntas. Dejamos actuar durante unos minutos, aclaramos y lavamos el cabello.
- Para tratar el cuero cabelludo seco, descamado o irritado, la manteca de karité pura también es un buen aliado. En este caso la aplicamos sobre el cuero cabelludo y raíces, dejando actuar unos minutos y aclaramos. Una buena salud del cuero cabelludo nos ayudará a prevenir o frenar la caída del cabello. En caso de cuero cabelludo graso, no es recomendado el uso de manteca de karité pura.
- También nos resulta muy efectiva la manteca de karité pura como crema de peinado para suavizar los rizos. Para ello es recomendable aplicar poca cantidad.
Manteca de karité pura para el cuerpo
- Por sus propiedades regeneradora y cicatrizante, usamos la manteca de karité pura para tratar quemaduras y heridas. También nos ayuda a mantener bien hidratadas las uñas y las manos agrietadas por el frío, y para aliviar la irritación de la dermis después de la depilación.
- Al ser un excelente regenerador celular natural, la manteca de karité pura es ideal para la prevención y tratamiento de las estrías. La podemos aplicar en la barriga, piernas, nalgas y pecho, antes y después del embarazo, o en procesos de adelgazamiento.
- Resulta especialmente útil aplicar manteca de karité pura en las zonas más resecas y sensibles del cuerpo, como pies, talones, codos y rodillas. Un buen masaje en los pies o en las piernas con manteca de karité, si además nos lo hacen, es una experiencia que activa todos los sentidos.
Cómo no, los más pequeños de casa también se benefician de las bondades de la manteca de karité pura, ya que es de gran eficacia para prevenir y tratar la piel irritada del culito del bebé producida por el roce de los pañales.